Hoy me apetece recomendar una joya del jazz contemporáneo. Se trata de Dreamachines, de John Zorn, e interpretado por su Cuarteto Nova express: con Joey Baron a la batería, Trevor Dunn al contrabajo, Kenny Wollesen al vibráfono y John Medeski al piano. Es el tercer disco de esta formación, y se trata de un álbum muy variado y a la vez homogéneo. Podemos encontrar piezas tremendamente impresionistas, composiciones atonales, improvisaciones de puro free-jazz, melodías judías, y otras de fácil digestión al estilo The Dreamers. Es un álbum puramente zorniano pero con una estética muy afín a la corriente neoyorkina del jazz actual: con influencias del minimalismo; el uso de patrones rítmicos obsesivos; y el cuidado de la resonancia de los intrumentos, muy influido por el tratamiento que se hace en la música académica contemporánea, con un empaste entre piano y vibráfono absolutamente maravilloso. Estas sutilezas, como siempre, van acompañadas por un trabajo de producción, para mi gusto, perfecto. Los discos de Zorn son mi referencia sobre cómo debe sonar un disco, y éste no es una excepción, con un gran equilibrio entre calidez, brillantez y limpieza. El tipo de ostinatos que usa como acompañamiento le da una gran homogeneidad al disco, pese al enorme contraste que hay en el uso de melodías, en la paleta armónica y la variación de texturas y ambientes.
La interpretación es, como siempre, impresionante. John Medeski encaja a la perfeccción en los proyectos de Zorn, demostrando que va mucho más allá del salvajismo sobre el hammond, y que muestra una enorme sensibilidad en los solos, aportando calidez a una sección rítmica extremadamente pulcra en este disco. Compositivamente, el disco entero es fantástico, con un buen contraste entre melodías y disonancias, acordes muy bien medidos, dinámicas enormemente expresivas, y un tratamiento muy adecuado al lenguaje de cada instrumento. Estamos, ante todo, delante de un fantástico trabajo de lápiz y papel.
El tema elegido es “The third Mind”. Se trata de una pieza que aúna muchas de las características comentadas: acompañamiento de piano en ostinato, acordes suspendidos con disonancias suavizadas gracias al timbre del vibráfono, alternancia entre lo tonal y lo atonal, un solo de piano de Medeski maravilloso con contrapuntos entre piano y vibráfono con una función más atmosférica que puramente melódica. Una pieza que transcurre entre el lenguaje académico contemporáneo y el del jazz, y con el inconfundible sello de Zorn. A veces a uno le cuesta creer cómo siendo tan brutalmente prolífico se pueden crear obras de tantísima calidad. Y ya van…
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