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Es imposible para mí hacer una reseña objetiva sobre este disco, aunque en realidad, no suele ser mi objetivo principal cuando escribo. En este caso, como muchos de los que vais a leer este artículo ya sabéis, tuve el privilegio de asistir a las sesiones de grabación que han dado como resultado este último trabajo […]

Es imposible para mí hacer una reseña objetiva sobre este disco, aunque en realidad, no suele ser mi objetivo principal cuando escribo. En este caso, como muchos de los que vais a leer este artículo ya sabéis, tuve el privilegio de asistir a las sesiones de grabación que han dado como resultado este último trabajo de la mítica banda Soft Machine, “Hidden Details”. En diciembre de 2017, Leonardo Pavkovic me invitó a pasar unos dias en los estudios Temple, situados en la casa del gran Jon Hiseman, toda una leyenda de la música británica, y de su mujer, la magnífica saxofonista Barbara Thompson. Poder ver trabajar a Hiseman en su enorme mesa de mezclas, y encima grabando a una banda como Soft Machine, era algo que no me podía perder, así que me fuí a Sutton, en Surrey,Londres, para poder vivir en primera persona lo que sería una experiencia única.

El cuarteto que da vida a Soft Machine en la actualidad lleva casi una década unidos. John Etheridge (guitarra) y John Marshall (batería) están juntos en esta nueva encarnación de la banda desde el primer disco en directo de Soft Machine Legacy, “Live in Zaadam”, grabado en 2005. Theo Travis (saxo tenor, saxo soprano, Fender Rhodes, flauta) sustituyó a Elton Dean tras su fallecimiento en febrero de 2006, y Roy Babbington (bajo eléctrico) tomó el lugar de Hugh Hopper cuando enfermó en 2008. Si nos trasladamos a la década de los ’70, John Marshall es el miembro más antiguo de los cuatro, ya que se unió al grupo a principios de 1972 y fué su batería hasta sus últimos conciertos en 1978. Roy Babbington formó parte de Soft Machine desde mayo de 1973 hasta agosto de 1976, y John Etheridge entró en la banda en abril de 1975, permaneciendo en ella un par de años. Podemos escucharlos tocar juntos en un sólo disco de los ’70, “Softs” (1976). Por su lado, Theo Travis es mucho  más jóven que sus compañeros, y su relación con el Sonido Canterbury como saxofonista comienza en los ’90, tocando con gente como Richard Sinclair, Gong,etc…

Sabiendo todo esto, es fácil adivinar el grado de compenetración que han alcanzado estos músicos, siendo capaces de pasar de partes compuestas a otras improvisadas con suma facilidad, creando una música compacta, con profundas raíces tanto en el jazz como en el rock, que nos mueve y nos conmueve al mismo tiempo.

La grabación del álbum se hizo practicamente en directo, como no podría ser de otra forma en una banda de estas características, haciendo variaciones, correcciones o añadiendo instrumentación durante el proceso. El resultado final que podemos escuchar en el Cd refleja de manera natural el ambiente de las sesiones , y hace justicia al espíritu musical de esta institución que es Soft Machine, y a la conmemoración del 50 aniversario de la publicación de su primer álbum en 1968.

John Etheridge

Unas misteriosas notas de guitarra nos introducen en “Hidden Details” (7’36), una composición de Theo Travis que, sin duda, es una gran elección para comenzar el disco. La melodía de saxo con la que empieza y termina me encanta, así como el excepcional trabajo de Babbington y Marshall, creando unas bases complejas e imaginativas, llenas de groove y de quiebros. Sobre ellas, primero un solo de saxo tenor maravilloso, y después, con la aparición del Fender Rhodes como parte de la sección rítmica, otro de guitarra también muy bueno. Le sigue la primera versión del disco, “The Man Who Waved At Trains” (5’00), compuesta por Mike Ratledge e incluida en 1975 en el álbum “Bundless”. Es fantástico volver a escuchar ese riff de bajo tan elegante, acompañado por la batería,el piano eléctrico y la guitarra, creando el ambiente propicio para la llegada de Theo Travis, que sustituye por flauta tanto el saxo soprano original que hacía la melodía principal, como el solo de oboé, ambos interpretados por Karl Jenkins en los ’70. El resultado es una nueva adaptación más tranquila que la original pero realmente buena. Con “Ground Lift” (5’21), acreditada a Travis y Babbington, llega el momento de la improvisación, tan importante en esta banda. Durante las sesiones hubo muchos momentos en los que el cuarteto entró en el estudio y se dejó llevar, improvisando durante varios minutos. Los mejores extractos forman parte de varias de las piezas del disco, y esta es una de ellas. Experimentación sónica, con efectos de todo tipo, oscuros riffs de bajo, una poderosa guitarra, la batería muy agitada y el saxo soprano volando sobre todos ellos. ¡Soft Machine en estado puro!.

John Marshall

John Etheridge toma las riendas del disco en las siguientes dos piezas. “Heart Off Guard” (2’29) comienza con una preciosa introducción de guitarra acústica, para dar paso después a una preciosa melodía de saxo soprano muy cinematográfica. Sin pausa, una emotiva guitarra eléctrica, repleta de sentimiento, nos introduce en “Broken Hill” (3’49), una pieza evocadora, con una sección rítmica serena pero muy profunda, con el Fender Rhodes apoyándola, sobre la que Etheridge hace llorar su guitarra, recordándonos un poco a David Gilmour por momentos. Continuamos con “Flight Of The Jet” (2’12), una improvisación colectiva en la que Travis toca el piano eléctrico, y con “One Glove” (4’30), otra composición de Etheridge, que cuenta con uno de los riffs más pegadizos del disco. El sonido y el solo de saxo tenor, el solo de guitarra, la contundencia de la batería, y el sonido elegante pero fuerte del bajo nos muestra la cara más rockera de la banda. Un temazo de jazz rock, que llevo tatareando desde su grabación en diciembre del año pasando, ya que fue el corte del disco que más escuché en la cabina mientras grababan varios solos para luego elegir los mejores. La segunda versión del álbum es la primera parte de la mítica composición de Mike Ratledge, “Out Bloody Rageous” (7’36), original del disco “Third” (1970). Tras una preciosa introducción de piano eléctrico, compuesta por Theo Travis, entra el ritmo que todos conocemos tan bien. El protagonista absoluto es, sin duda, el saxo soprano, que hace tanto la melodía principal como un solo realmente maravilloso, aunque el resto de la banda está magistral en la retaguardia.

Theo Travis

Etheridge vuelve a deleitarnos con una bonita pieza para guitarra en “Drifting White” (1’47), que sirve como introducción a los últimos 20 minutos del disco, con tres piezas compuestas por Travis. En “Life On Bridges” (8’05), la melodía de saxo con la que comienza y finaliza podría estar compuesta perfectamente por Hugh Hopper, y de hecho, por momentos nos recuerda a “Facelift”. La entrada de la banda al completo me encanta, y en la improvisación colectiva central nos rodea un cierto caós controlado, donde aparecen todos los instrumentos que los músicos tienen a mano. Una fantástica demostración de compenetración que nos lleva hasta “Fourteen Hour Dream” (6’24), que nos ofrece una de las melodias más bonitas del disco, interpretada con flauta, sobre un ritmazo de batería de Marshall y una pegadiza linea de bajo de Babbington. En el solo de flauta, escuchamos la guitarra de Etheridge introduciendo excelentes adornos, para luego hacer un buen solo y acompañar de nuevo a la flauta en la melodía principal. Y para terminar, “Breathe” (5’12), una pieza mística, espiritual, de aires orientales, con varias capas de flautas, muchos elementos y detalles percusivos (junto a Marshall se encuentra un amigo personal de la banda, Nick Utteridge, que toca aquí las campanas de viento) y efectos varios. Un tema misterioso y tranquilizador, acreditado a Travis y Marshall, que me resulta perfecta para terminar el disco.

Roy Babbington

Creo que el cuarteto se ha ganado por méritos propios abandonar la palabra “Legacy” del nombre del grupo, y se ha reconvertido en una de las grandes bandas de jazz rock británico en la actualidad. Naturalmente, su música no puede ser tan rompedora como fueron las primeras obras de la banda de los ’70, pero con “Hidden Details” han llegado a un nivel musical muy alto, siendo quizás el mejor disco de estudio de Soft Machine desde “Softs”.

El gran Jon Hiseman presidiendo la mesa

Como no podría ser de otra manera, el álbum está dedicado a la memoría de Jon Hiseman, y el artículo también. Parece mentira que tan sólo 6 meses después de hablar con él y verlo trabajar tras su mesa de mezclas, lleno de vida, falleciese a causa de un tumor cerebral, poco antes de cumplir los 74 años. Nos queda su impresionante trabajo en bandas como Coloseum, Tempest, Colosseum II,etc…., y como no, su fantástica labor como ingeniero de sonido en álbumes como este.

Texto:Francisco Macías

Fotos: Leonardo “Moonjune” Pavkovic

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