Angles 9 es un noneto sueco de jazz del que deseo escribir sobre su disco Injuries desde la primera vez que lo escuché, pero me resulta especialmente complicado por lo profunda conmoción que me ha causado, encuentro enormes dificultades para ponerle palabras a lo que suena. Alexander Zethson al piano, Matthias Stahl al vibráfono, Johan Berthling al contrabajo, Andreas Werliin a la batería, Magnus Broo a la trompeta, Mats Äleklint al trombón, Goran Kajfes a la corneta, Eirik Hegdal a los saxos barítono y sopranino, y Martin Küchen a los saxos alto y tenor (y compositor de todos los temas) son los componentes de esta espectacular banda. Estamos ante una obra larga, de casi 80 minutos, dividida en 8 cortes donde podemos escuchar a un gran grupo de jazz contemporáneo con influencias del jazz africano en sus melodías (el papel del vibráfono nos puede traer a la mente al gran Mulatu Astatke), elementos free, del jazz europeo y de músicos como Carla Bley o el Charlie Haden de la Liberation Music Orchestra. Debo decir que me ha parecido de lo mejor que he escuchado en mi vida, y no tengo ninguna duda de que pasará a tener un lugar muy privilegiado de toda mi discografía.
“European Boogie” comienza con un solo de vibráfono que da entrada a una de las inolvidables melodías que abundan en este disco. Una melodía muy africana, con un fantástico groove, siempre con el vibráfono como protagonista dando entrada a los solos de trompeta y unos arreglos muy potentes que me traen a la mente a los japoneses Shibusashirazu. Un comienzo absolutamente arrollador, pero aún hay muchísimo más.
“Eti” es la siguiente pieza, también con aires afrobeat (intuyo que el nombre de la pieza viene por Etiopia) y otra melodía impresionante que va cogiendo fuerza a partir de la preciosa entrada primero de saxo y luego de vibráfono. Hay que destacar el impresionante solo de saxo sopranino, y el posterior de corneta.
“A desert on fire, a forest”, de carácter más solemne y calmado, ofrece un descanso tras el torrente anterior. Esta pieza está vertebrada sobre una hipnótica y oscura sucesión de acordes de piano en ostinato sobre la que van surgiendo los vientos. Los arreglos son realmente acertados y el crescendo que se va generando es muy emotivo. La música de este disco tiene una enorme capacidad para afectar emocionalmente, y el continuo casi funerario sobre el que se mueve esta pieza es conmovedor. La segunda parte de esta larga pieza se titula “I’ve been lied to” y comienza con un solo de contrabajo con arco en los agudos generando una gran tensión que termina quedando como bordón sobre el que el piano va creando poco a poco el tema principal para finalmente reforzar la tensión del contrabajo. Mientras tanto, los vientos desarrollan la melodía. En este caso es más un sencillo motivo con los mismos intervalos repetidos de forma descendente pero, de nuevo, se forma un tema que remueve los afectos más profundos. La profundidad de los arreglos a partir de este motivo simple me trae a la mente a Keith Tippett.
“Ubabba” es una pieza totalmente distinta con un carácter mucho más alegre y un groove jazz-rock con otra melodía para enmarcar, que en este caso me trae a la mente al jazz británico con más influencia sudafricana. Simplemente brutal.
El siguiente par de temas es para dar de comer a parte. La solemnidad, la oscuridad y la belleza de las melodías y arreglos de estos cortes son tales que cuesta escribir sobre ellos. “In our Midst” es un tema que me deja con la garganta encogida. Es un prodigio de sensibilidad: por la desgarradora entrada con el solo de trombón, por el ingenioso ostinato que crean piano y vibráfono con los vientos, por cómo se combina con la preciosa melodía principal, por lo bien matizado que está el largo crescendo que lo compone y por el brutal solo de corneta del clímax. Un tema perfecto, inefable, directo al alma.
“Injuries” es como la otra cara de la misma moneda de “In our Midst”. De carácter similar, de enorme solemnidad y con mayor espacio improvisatorio, con un fantástico solo free de piano. Otro motivo principal conmovedor que surge, se compatibiliza perfectamente con el tema anterior y que se funde con la segunda parte del mismo. Otra pieza que crece hasta que no hay más vello que levantar y, una vez más, con una melodía de inspiración genial. Este par de piezas tiene un carácter muy peculiar: la tristeza melódica, la batería a base de sencillos redobles de caja y el papel protagonista de la corneta… como si la hermandad del “Santo Entierro” de Sevilla le hubiera encargado a Carla Bley una marcha para el Viernes Santo.
“Compartmentalization” es una pieza con un carácter totalmente distinto. De nuevo un tema principal, en este caso más alegre, y un groove vertebran la pieza sobre la que se desarrollan los solos. Todos los vientos están espectaculares, a veces tocando solos, a veces a dúo, superponiéndose, con arreglos surgiendo sobre ellos… Un ritmo adictivo sobre el que surge una jam donde parece que se para el tiempo.
En difinitiva, estamos ante un disco que te deja exhausto, con un potente efecto catártico tanto para la euforia como la melancolía. Injuries es una verdadera obra maestra que recomiendo escuchar con un buen equipo, poca luz y mucha tranquilidad. Es de esas creaciones con las que tienes la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable. Cuando terminas de escucharlo no tienes ninguna duda: “Music… is the best”